Mientras que AFE y LFP no quieren perder por goleada y debaten sus diferencias en continuas reuniones, uno se pregunta cómo se le explica ese conflicto a muchos de los cinco millones de parados españoles para los que el partido de su equipo es la única satisfacción que les queda.
No está de más insistir en que el fútbol español vive desde hace mucho tiempo en una burbuja de mentiras, y que en los últimos años ha encontrado en la Ley Concursal el mejor flotador para seguir navegando en un mar de falacias.
También conviene recordar que los clubes arrastran una deuda de más de 3.000 millones de euros. Pero además habría que colgar de esquina a esquina un cartel denunciando que en este mundo del balón Hacienda no somos todos como se nos ha hecho creer, porque mientras los clubes adeudan cerca de mil millones a las arcas públicas y no pasa nada, los futbolistas tributan en un régimen especial y tampoco nadie levanta la voz.
La patronal, ¿qué va a decir? Ha calificado la huelga de injustificada y los futbolistas que llevan tiempo sin cobrar piden que se cumpla con ellos y haya garantías para que la situación no se repita.
Cada uno barre para su casa y, aunque con la que está cayendo no es cuestión de que el Gobierno entre en esta guerra, no estaría de más la intervención del CSD y de la justicia ordinaria. Que sacaran la escoba y dieran una buena limpieza al patio. Y como dijo el presidente del Valencia, «pusieran todo su énfasis en resolver las situaciones de Ley Concursal».
Y si al final de la corrida han de desaparecer algunos clubes morosos, pues angelitos al cielo, que no se detendrá el mundo. En los dos últimos años 127.000 empresas echaron la persiana en España y eso si que provoca más que sonrojo.
287. (Publicado en Las Provincias, el 19 de agosto de 2011)
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