¿Al
siguiente "¡Llorente vete ya!" Manolo acudirá a un otorrino para que
trate lo que parece un problema de audición (porque a la vista está que no oye
lo que le canta Mestalla)? Conociéndole, a pesar de ser un tipo de carácter, no
es fácil que aguante otra pañolada como la del sábado. Claro que si uno piensa
en los 360.000 euros (no sé si netos o brutos) siempre se puede echar mano de
un walkman con música de Vivaldi, acurrucarse en la butaca y seguir haciendo
oídos sordos.
La
continuidad de Pellegrino estaba en entredicho porque el fútbol es inmediatez,
quedan cinco jornadas para que acabe la primera vuelta y no es que aún nadie
sepa a qué juega el Valencia, sino que el equipo está más próximo de los
lugares de descenso que de la cuarta plaza. Y para subsistir la clasificación
para la Champions es sagrada.
Los inventos
hay que hacerlos con gaseosa porque luego pasa lo que pasa. Manolo I del
Valencia quiso descubrir un Benítez II, aunque para ello tuviera que
desprestigiar a Braulio, que terminó por meter la cabeza bajo el ala y aceptar
la decisión unipersonal del dirigente, que es quien le paga.
Pero
"Beníteces" no salen todos los días y a Pellegrino, hasta ayer
"un bon xic", ni le acompañó la suerte ni supo controlar al
vestuario. Su fichaje era una apuesta de futuro que el Valencia no podía
permitirse porque está obligado vivir muy el presente... aunque haya un banco
que le pueda aplazar sine die las deudas cuando las de otros las resolvería con
un desahucio.
Pellegrino
ya es historia del Valencia. ¿Y el
hombre que quiso sacarse de la chistera un Benítez II? Ahí está. Pero
sin escudos antimisiles, ¿hasta cuándo?
478 (Publicado en Las Provincias, el 3 de diciembre de 2012)
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