El nuevo
entrenador, que llega avalado por un amplio y buen currículo, ha dicho que
quiere sacar el máximo rendimiento a los jugadores. Se trata de una máxima con
la que seguro que coincidiría su antecesor o cualquiera que afrontara el reto
de llevar a este Valencia a luchar por los puestos de Champions League, que
sigue siendo el objetivo prioritario. Algo que va a ser difícil de alcanzar. La
máxima y la meta.
En otra
circunstancia la tarea de exprimir a los futbolistas entrañaría una mayor
complicación que ahora. Valverde tiene a su favor que si hay alguien que deja
de remar, se le van a ver las vergüenzas con más claridad y Mestalla no lo va a
permitir. En este momento ya no hace falta rascar un poquito para encontrar la
realidad del grupo que se puso en manos de Pellegrino. Ha quedado a la vista de
todos. Y ha llegado el momento de ver quién es quién en esa torre de Babel
llamado vestuario. El momento de comprobar qué jugadores están de paso y
quienes están implicados y van ser los que tiren del carro.
Si a
cualquier político se le ofrecen los tradicionales cien días de confianza, y se
le dieron a Pellegrino, aunque ahora el margen no puede ser el mismo porque la
Liga se va consumiendo, por el bien del Valencia Valverde necesita el máximo
apoyo. Bastante más confianza de la que tiene en él quien le ha fichado por
seis meses.
480 (Publicado en Las Provincias, el 7 de diciembre de 2012)
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