Hace cuatro días, las dos victorias consecutivas en Pamplona
se antojaron los esperados brotes verdes. A los consejeros del Valencia, y al
propio director deportivo, sin detenerse a pensar que el triunfo se había
conseguido ante un rival que las va a pasar canutas para mantener la categoría,
se les llenó la boca de elogios. De vuelta a casa no hicieron otra cosa que
sacar pecho. Y ahora han tenido que disimular esa actitud porque el Rayo, sin
hacer nada del otro mundo, les ha sacado el rubor.
Este Valencia pide a gritos un buen repaso. De arriba a
abajo. En lo deportivo y en lo social. Y no sólo es cosa de que Manolo se vaya
a su retiro de Picassent para jubilarse, porque además no necesitaría el visto
bueno de quienes le pusieron donde está, ya que aquellos tuvieron que salir
antes. Hay mucho más. Es necesario levantar las alfombras y abrir las ventanas
para que desaparezca el olor a rancio y entre aire fresco. Ventilar la ciudad
deportiva, los vestuarios, todo... De pe a pa. Y de paso también convendría
airear las ideas y los proyectos.
Sin embargo el problema no termina ahí. Ni mucho menos. Y eso
si que es un contratiempo. Ese es sólo el principio, porque si estiras de la
madeja, no existe una alternativa
coherente. Y, amigo, eso sí debe de inquietar al valencianismo. Es para quitar
el sueño al más pintado. Y también resulta preocupante que nuestra Generalitat,
a la que tanto le cuesta hacer frente a la deuda que tiene con las farmacias,
acabe avalando al club por otra millonada, porque si no lo hace se lo tendría
que quedar en propiedad y entonces sería peor el remedio que la enfermedad. Si
tiras del hilo...
484 (Publicado en Las Provincias, el 17 de diciembre de 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario