1/10/10

Unai, Ferguson y la realidad

Hay realidades y realidades. El Manchester United sacó el máximo provecho de su mínimo esfuerzo ofensivo y ganó en Mestalla. Eso es una. El Valencia no fue inferior y por lo tanto no mereció el castigo. Otra. Y hay más. La huelga general no fue tan general. Los sindicatos hablaron de democracia, pero los piquetes se atrincheraron en la violencia. Los mercados bursátiles esperan medidas para que se reanime la economía. Shakira sigue moviendo las caderas que no veas. Mi primo ya no tiene tanto dolor en el tobillo...
Deberíamos diferenciar las realidades objetivas, las de los estímulos que percibimos, y las que llevan un tinte subjetivo. Lo del cristal con que se mira. Seguro que el admirado Punset lo explicaría a las mil maravillas, con eso de la intercomunicación de las neuronas y el cortex cerebral, que me encanta pero que nunca acabo de entender.
La realidad de Unai Emery no es la misma que la de Alex Ferguson, a pesar de que al don y al sir les une y hablan el mismo idioma deportivo. Pero si les pudiéramos sentar en torno a un café, seguro que no estarían de acuerdo en que un empate hubiera sido lo más justo. Después de ganar, a ver quién admite que no lo mereció.
Sin embargo, los dos entrenadores probablemente coincidirían en la importancia que tuvieron los cambios del segundo periodo. Cuando el de Hondarribia dio paso a Aduriz, metió al equipo en harina y a la vez espoleó el apoyo de la grada. Un relevo con doble valor. Como sucedió con los del escocés, porque en el gol de los tres puntos intervinieron de forma decisiva 'Chicharito' Hernández y el recién incorporado Macheda.
Son realidades distintas. Cada uno utiliza la imaginación para crear a su gusto lo que se desea. A pesar de que los tres puntos volaron para Manchester, cada uno tiene su realidad. Como Méndez y Toxo, y el Gobierno. Los sindicatos han dicho que la huelga fue secundada por el setenta por ciento y la réplica es que no participó ni el diez. Pues eso. El Valencia mereció algo más y el United algo menos.
155.(Las Provincias, 1 de octubre de 2010) 

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