El día va a dar mucho de sí. Habrá tiempo para que los sindicatos traten de quedar en buen lugar después de airear todas sus quejas y hacer un guiño con el pacto de los servicios mínimos. Igualmente habrá tiempo para que el Gobierno se entere de que el personal está que trina por los decretazos y reformas del mercado laboral y la reducción de las pensiones. Del mismo modo habrá tiempo para unos momentos de reflexión, por si las medidas que nos parecen tan impopulares, va y resulta que a la larga eran necesarias para salir de la crisis. Y como cierre de tanta desazón, también habrá tiempo para un gran espectáculo. Para que el fútbol vuelva a ser el opio del pueblo, aunque en esta oportunidad la dosis se tomará a conciencia de cada cual, no como cuando nos la metían doblada.
Mestalla se llenará. El Manchester United tiene tirón. Es un clásico de la Champions y eso ya es suficiente tarjeta de visita. Sin embargo, el brillante inicio de temporada que lleva el Valencia desplaza los demás alicientes y se convierte en una inmejorable invitación para no perderse el partido.
Las estadísticas favorecen al Valencia que en Mestalla acumula tres años de firmeza en duelos continentales. Y aunque en ese periodo ha mostrado fragilidad defensiva (casi siempre ha encajado algún gol), esta temporada ha recuperado la fortaleza de la zaga, su característica durante años.
Hoy es día para marcar goles. Lo de encajarlos debe quedar exclusivamente para sindicatos y Gobierno. El Valencia, que es quien cierra la jornada, con el número 12 insuflándole ánimos, debe candar su portería y hacer que a los de Fergusson la camisa no les llegue al cuerpo.
154. (Las Provincias, 29 de septiembre de 2010)
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