8/9/10

Un trocito del pastel

A lo peor todo se diluye y queda en un simple recuerdo, aunque en cualquier caso sería muy grato. Pero desde luego el triunfo de la selección española en Sudáfrica significó un acontecimiento. Un hito. La rúbrica de un trabajo codo con codo, que ahora se ha hecho merecedor del premio Príncipe de Asturias. Es la recompensa a un éxito deportivo y social, porque la victoria además sirvió para unir al país. «Yo soy español, español, español, español.» ¿Cuándo antes se había escuchado cantar algo así? ¿Cuándo antes se respetaban los compases de la marcha granadera o el himno nacional, que lo es desde el siglo XVIII? ¿Cuándo, salvo Manolo el del Bombo, alguien presumía de lucir la camiseta roja?
Es un premio para el fútbol español, pero en lo personal a Mestalla le toca un trozo de pastel; de mayor satisfacción. Aunque ahora sólo quede Mata como estandarte de esa gesta, para los valencianistas debe significar un orgullo que su equipo contribuyera al éxito por la presencia de este futbolista junto a los Villa, Marchena y Silva, que en aquel momento todavía eran blanquinegros. No sé si de corazón, pero al menos sí por contrato.
Un trocito del premio Príncipe de Asturias, pues, quedará siempre en Mestalla. Una distinción del todo merecida por el equipo nacional, aunque aún se haya escuchado algún pero de quienes parece que utilizan confeti en lugar de papel higiénico. ¿Que es más meritorio subir un ocho mil? Eso no es más que confundir las churras con las merinas o la gimnasia con la magnesia.
El premio es tan apropiado y justo para el fútbol español, representando por los Iniesta, Casillas o Villa, como lo fue para los maratonianos españoles Fiz, Antón, Roncero y compañía, cuando en 1997 lo consiguieron por ganar en Atenas, en la misma carrera, la Copa del Mundo, el campeonato y el subcampeonato mundial. Igual de merecido que para los Gasol, Calderón y demás integrantes de la selección de baloncesto, que en 2006 alcanzó la gloria. Es la recompensa al trabajo codo con codo; esa labor tan necesaria en época de vacas flacas como la actual.
145. (Las Provincias, 8 de septiembre de 2010)

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