24/9/10

Casta, deuda y paro

Varios amigos apostados en la barra, en torno al cortado de media mañana, aunque el valencianista que tantas veces asoma por aquí prefiere el bocadillo de calamares. El asunto da para mucho. Es una conversación monográfica y él, entre bocado y bocado, y sorbito de cerveza para ayudar a que pase, marca los tiempos.
Primero, elogios por los arrestos que puso el Valencia en la segunda parte frente al Atlético. Pero enseguida, caña al juego de la primera, con énfasis por el error que supuso que una jugada de estrategia a favor acabara en gol del rival. El diálogo continúa con el posible penalti de De Gea a Mata y si Unai acertó con las rotaciones y los cambios.
El cortado de media mañana es una breve pausa, pero a punto de la despedida mi amigo el valencianista nos sorprende con un «a lo mejor va en serio», como prólogo del debate que pretende iniciar sobre la moción que ha aprobado el Parlamento para que la Administración actúe contra los clubes que acumulan impagos con Hacienda y la Seguridad Social y que les reclame la deuda con la misma firmeza que a otras sociedades.
Todos nos miramos en silencio. Hay prisas, pero él se apresura a recordar que el lastre se arrastra desde que la Ley del Deporte del 90 obligó a los clubes a convertirse en SADs, precisamente para evitar los endeudamientos.
Yo creo que este asunto le importa poco pero quiso ponerlo sobre la mesa porque le duele en el alma el recuerdo de un colega común, inmerso en un proceso concursal, que se va a ir a casa con una mano delante y otra detrás, y como es autónomo, sin derecho a desempleo.
152. (Las Provincias, 24 de septieembre de 2010)

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