El horizonte presenta el color que se esperaba. Mientras la selección española está en condiciones de revalidar el título europeo, el Valencia va haciendo la caja que necesita, con los traspasos de Jordi Alba al Barça, Aduriz al Athletic, Moyà al Getafe, y lo que te rondaré, morena. Las necesidades son las que son y en la lista de espera aparecen Topal, Costa y quien se ponga a tiro, porque la cosa está como está.
Desde hace un lustro el Valencia se ha convertido en un club vendedor, a pesar de que no tiene género en el escaparate ni lo guarda dentro por el calor. Por necesidades económicas para cuadrar los desaguisados del pasado reciente, se ha visto obligado a desprenderse de los mejores activos, que son los mejores futbolistas y, por lo tanto, a bajar el listón de sus aspiraciones.
Mi amigo el valencianista, que estos días no se quita la bufanda roja y gualda, refunfuñaba el martes mientras veíamos juntos la clasificación de la selección española para la final del domingo. De vez en cuando elevaba el tono de voz, pero no como consecuencia de una dura entrada de Pereira sobre Alba o de un codazo de Coentrao a Silva. Lo hacía para quejarse de lo que es y lo que podría ser su equipo del alma. Se le llevaban los demonios recitando los nombres que han ido saliendo de Mestalla cada año. Los mejores futbolistas.
Como a muchos otros seguidores, resulta difícil hacerle entender la necesidad de hacer caja, y le traen al pairo los 30 millones que el City pagó por Silva; los ¿fueron 40? que soltó el Barça por Villa; los 28 del Chelsea por Mata, o ahora los 14 que aflojarán los catalanes por Jordi Alba. Le enerva esa necesidad de vender y que además, en el reparto televisivo, el voto de su club hiciera más ricos a los que ya lo eran.
A mi amigo le preocupa que las distancias en el terreno de juego cada vez puedan ser mayores. Desde luego los 30 puntos de diferencia en esta última Liga (en la anterior fueron 28, y 25 en la de más allá) son un barómetro que refleja bastante. Habrá que ver qué pasa si continúa la escalada.
417b(Publicado en Las Provincias, el 29 de junio de 2012)
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