3/5/10

Las cuentas del Gran Capitán

Cuando todavía no habían jugado ni el Sevilla ni el Mallorca, ayer, en la sobremesa de la tradicional comida familiar para festejar el día de la madre, los valencianistas más entusiastas hacían cuentas. Las mismas que la noche anterior, al regreso de Cornellá-El Prat. A pelo. Sin calculadora. '¿Quedan tres jornadas, no es así? Pues si los andaluces no ganan al Atlético, nos aseguraremos la Champions.' A media tarde, decepción, el 3-1 del Sánchez Pizjuán dejó la solución para la semana siguiente, aunque el objetivo sigue a tiro de piedra.
Aquí hemos sido muy dados a los pronósticos y, además, la trayectoria del equipo ha invitado al optimismo. Sin embargo de un tiempo a esta parte enseguida que se ha hablado de cálculos, hemos tragado saliva. Aunque nadie duda de que el Valencia jugará el próximo año en la elite europea, la presión económica sigue atenazando al club y es difícil olvidar el cuento de la Lechera que se ha vivido en el pasado reciente. Aquello de la recalificación de los terrenos, la permuta, y lo de con lo que se gane por vender las parcelas del viejo campo haremos uno nuevo, un cinco estrellas, que será la envidia de todos...
Entonces se tiró la casa por la ventana y a pesar de que desde finales de agosto el equipo se ha desenvuelto con solvencia entre los cuatro primeros, siempre ha habido cierta inquietud y desazón. Temor a que se repitiera la fábula de Samaniego o, si quieren llamarlo de otra forma, a las cuentas del Gran Capitán, expresión irónica que se utiliza en alusión a los balances arbitrarios que Fenández de Córdoba presentó a los Reyes Católicos tras conquistar el reino de Nápoles, y no a los fantasiosos proyectos de Juan Soler, como alguien pudiera pensar porque el ex presidente dejó a la sociedad blanquinegra a merced de la buena voluntad de Bancaja y las instituciones.
No haremos, pues, cómputos todavía. Pero el Valencia está a un paso de la élite europea que era el objetivo. ¿Y las otras cuentas? De esas si que convendría que alguien hablara largo, tendido y, sobre todo, muy claro.
90. (Las Provincias, 3 de mayo de 2010)

No hay comentarios: