Los
recientes acontecimientos que han envuelto al club deberían de inquietar hasta
al aficionado más "hooligan" del Valencia. ¡Lagarto, lagarto! Que en los últimos
días, amigo, han venido muy mal dadas. Es lo del circo y los enanos. Mientras
que en el horizonte se siguen escuchando los tambores de guerra que hace sonar
el ex presidente Paco Roig, empezamos la retahíla con la debacle del equipo en
Málaga; pasamos a la insensatez de Feghouli, al conducir sin carné, y
continuamos con la película que protagoniza el supuesto millonario
costarricense Mario Alvarado, un thriller que genera bastantes dudas. Y como
remate, la coyuntura económica de la Fundación y el apoyo que requiere de la
nacionalizada Bankia para que, al final
de la corrida, la patata caliente no se la tenga que comer la rescatada
Generalitat.
El lienzo se
la trae y por eso resulta fácil imaginar al copiloto rogándole al presidente.
¡Por dios, Manolo, trata de arrancarlo! No puede fallar este penalti. Un amigo
me decía ayer no nos debería de extrañar que Llorente regresara a Valencia
antes de lo previsto, porque allí habrá petrodólares pero aquí más de uno se ha
queda petrificado.
A pesar de
que hoy es partido para que el Llagostera regrese a Gerona arregladito, ni una
docena de goles van a tapar las vergüenzas de La Rosaleda, ni tampoco las
disculpas de Feghouli en la web encubrirán su imagen de horas antes, al salir
del Juzgado, con los dedos índices
levantados y preguntado irónico a los periodistas si se sentían contentos.
Sí, pero... ¿y lo demás, qué? Cuestión de tiempo. Como
la fruta.
476 (Publicado en Las Provincias, el 28 de noviembre de 2012)
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