El
razonamiento que Mauricio Pellegrino hizo sobre lo que él considera injusta
expulsión de su jugador Sofiane Feghouli en el partido del sábado, contra el
Zaragoza, tiene bastante sentido aunque, probablemente, como hablamos de
fútbol, un mundo de extremos, el sentido común tiene más opciones de caer en
saco roto que de prosperar.
El
futbolista argelino vio la cartulina roja por doble amonestación y su
entrenador alude especialmente a la primera sanción: "Por no respetar la
distancia reglamentaria en la ejecución de un tiro libre", lo describe así
en el acta el árbitro Pérez Montero.
Sin meter un
sólo pie en la filosofía jurídica, todos coincidimos en que una cosa es la
redacción de las leyes y otra, muy diferente, el poso que está debajo de lo
escrito: el espíritu de esas normas. Pero también sabemos que no resulta
sencillo determinar el propósito que tuvo del legislador al plasmar la doctrina
en papel, ni tampoco la verdadera intención que movió al infractor. Y como
además nos desenvolvemos en un mundo anclado al pasado, donde los que mandan
han demostrado demasiadas veces pocas luces, el asunto llega a adquirir
dimensiones surrealistas.
Aparte de
que probablemente Feghouli fue un ingenuo al mantenerse cerca del balón y
propiciar que el rival, con picardía, lo lanzara sobre él para provocar la
falta, el entrenador del Valencia insiste en que el futbolista no intentó
cortar la trayectoria, impedir la ejecución del saque, y por eso entiende que
los servicios jurídicos del club podrían recurrir dicha sanción y, en caso de
prosperar, evitaría el castigo de un partido de suspensión, que coincide con el
derbi del domingo, en Orriols. Otra cosa es el temor a que la protesta conlleve
represalias, que todo ha habido en viña del Señor.
Pellegrino
no está pidiendo que se rearbitren los partidos. Nadie habla de eso. Creo que
él, como otros muchos entrenadores y gente del fútbol, se conformaría con que
pusieran una pizquita de sentido común a la hora de aplicar las normas.
452 (Publicado en Las Provincias, el 1 de octubre de 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario