Sin embargo, paradójicamente, eso no ha sido obstáculo alguno para que el entrenador le incluyera en todas las convocatorias e, incluso, como hizo la semana pasada en el partido de Copa del Rey, en Cádiz, le encargase la defensa de la portería.
La situación sorprende o, cuanto menos, resulta curiosa, ya que desde que un mercancías llamado Fernando Llorente le pisó la mano derecha, y eso fue a finales de octubre, Guaita no ha descansado un solo partido. Disputó tres encuentros más como titular y luego, como suplente ha entrado en todas las convocatorias. Eso sí, sometiéndose a infiltraciones, incluso para poder ejercitarse. El dolor le obliga a tratamiento y a lucir una férula que le inmoviliza media mano.
Doctores tiene la Iglesia, aunque eso no quita para sopesar si hubiera sido más conveniente frenar las ganas de competir que pueda tener Guaita y darle el necesario descanso con el fin de que el edema se reabsorba antes de que vaya a más y no quede otra solución que la quirúrgica. El mundo del fútbol está repleto de ejemplos, y en los últimos días hemos visto alguno cercano de ese signo.
Y en ese contexto, como el pensamiento es libre, también se puede reflexionar sobre las necesidades de Unai, su criterio y la escasa o nula confianza que tiene con el tercero portero, Cristiano Pereira. ¡Esa es otra!
339 (Publicado en Las Provincias, el 21 de diciembre de 2011)
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