Enseguida se habló de la posible vuelta de Raúl González al equipo nacional y eso a algunos les escandalizó más si cabe que el aumento de las cifras del desempleo. Quizá des que no se detuvieron a pensar que el ex madridista lleva diez goles en Liga (aparte de otros tres en la competición europea).
Pero claro, esa cifra ayer la superó en uno el valencianista Roberto Soldado, con once (además lleva otros cinco en el torneo continental), y lógicamente también debería entrar en las quinielas de los futuribles para el campeonato de Polonia y Ucrania, como ayer coreó todo Mestalla.
En esto del fútbol, y más concretamente en el asunto de Raúl, parece que vale lo de “estás conmigo o contra mí”. Que alguien desee que Roberto Soldado esté en el equipo nacional es tan lógico como justo, porque los números (y el juego) desde hace tiempo avalan al delantero valencianista. Pero una cosa no quita la otra para que haya quien considere que el jugador Schalke 04 también haya hecho méritos para estar ahí, o quien piense que Del Bosque debería de llamar al sevillista Negredo, al bilbaíno Llorente o el joven Adrián, del Atlético.
El elogio a un futbolista no debería de ser excluyente para valorar a otros. Y menos llegar al insulto y a la descalificación, que no es más que el recurso de los mediocres.
Soldado se ha hecho acreedor a una plaza en “la roja”. Pero eso es desde hace tiempo. No es de ahora. Y desde luego su presencia ni mucho menos debería ir condicionada la posible ausencia del Guaje. Una cosa no tiene que ver con la otra.
338 (Publicado en Las Provincias el 19 de diciembre de 2011)
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