A este tipo de aficionados, que en mayor o menor medida existen en todos los clubes, les importan tres cominos los dibujos y los sistemas de juego. Cuando oyen hablar del 4-2-3-1 o del 4-3-3, preguntan con ironía si delante es necesario poner el prefijo del pueblo del entrenador.
Son esos mismos seguidores que antes de un partido también pasan de las estadísticas y de los antecedentes. “Entonces fue entonces y ahora es ahora”, replican, porque entienden que poco tiene que ver que en el pasado su equipo tuviera aciertos o dificultades en determinada situación, o si lleva o deja de llevar varias temporadas consecutivas en lugares de privilegio. Su preocupación es el presente. El lugar destacado en la clasificación y que no se pierda un partido ni una eliminatoria a las primeras de cambio.
Claro, a este tipo de aficionados tampoco les inquietan lo más mínimo las cifras del club de sus amores, al que tienen como muy propio aunque sean conscientes de que es una SA. Cuando oyen hablar de operaciones financieras, no se detienen un segundo en leer la letra pequeña. Con tal de que haya buenos fichajes, el equipo siga ganando los partidos, haya un buen escenario y a la sociedad la vistan de gala, les resbala lo que haya que vender o qué y cómo se tenga que vender.
Sí, señor. En todos los clubes hay algunos aficionados a los que los números les provocan verdaderos sarpullidos.
¡Ah!, por cierto, el Valencia recibe el domingo al Málaga.
(Publicado en Las Provincias, el 16-12-11)
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