30/12/11

Refuerzos de invierno

Aquí no habrá sorpresas ni regalos de Reyes. Se acaba el año y aunque en muchos equipos es momento de hablar de soltar lastre y aportar refuerzos, en el Valencia tienen claro que no va a haber salidas ni llegadas. El club ha cerrado filas para evitarlas. Ese ha sido el mensaje institucional. El director deportivo se muestra reacio a que se vayan jugadores o a la incorporación de otros y el entrenador ha asegurado que no se debe perder potencial, aunque tanto uno como otro acaban su discurso con la consabida coletilla de no dar un portazo definitivo, porque en el mundo del fútbol tampoco se puede decir este cura no es mi padre.

La lectura del planteamiento es totalmente económica. Está claro que no se ha encontrado lo que se busca (bueno, bonito y barato) y que además no hay cacahuetes para expedir el pasaporte a quienes lo están pidiendo a gritos, en unos casos de palabra, en otros con sus obras, desde hace tiempo.

La postura de Braulio Vázquez es lógica. Ya se ha gastado cerca de 33 millones y ahora que la caja se queda tiritando por el aguinaldo a Javier Gómez, pues como que no es el momento. Aparte de que no encuentra el vellocino de oro, antes de pensar en reponer existencias primero tendría que abrir la puerta y dejar correr el aire fresco. Vamos, lo que deberían haber hecho anteriores rectores con lo del campo nuevo: vender las parcelas antes de empezar a amasar el cemento.

Unai tampoco puede decir mucho más de lo que ha dicho, aunque en el fondo seguro que le agradaría que por lo menos se fuera un central y le trajeran otro. La verdad es que no sé para qué, porque como sabe que su continuidad, si es que continúa, depende de los resultados, nunca ha sido dado a las rotaciones, y menos a mirar hacia la cantera.

Por eso, a los refuerzos de invierno les llamaremos refuerzos de invierno, al sol le llamaremos Lorenzo y a la Luna, Catalina.


343 (Publicado en Las Provincias, el 30 de diciembre de 2011)









No hay comentarios: