Pero por convicción futbolística, porque ya lo utilizó en su etapa al frente del Almería, y probablemente también para tener contentos a todos los nuevos fichajes, el entrenador del Valencia había insistido repetidamente en implantar un 4-3-3 que no le ha reportado la respuesta esperada, fundamentalmente debido a las características de los jugadores que deberían sustentarlo en el medio campo.
Ni se trata de censurar cualidades ni tampoco de tomar como referencia sólo el partido de presentación en Mestalla frente a la Fiorentina, en el que por cierto resultaba imprescindible conseguir la victoria para dar sosiego a una sociedad algo revuelta. Pero el Valencia ha trabajado mejor y se ha mostrado más firme sobre el terreno de juego cuando se ha desenvuelto con el tradicional doble pivote en la zona de medios, utilizando el inicial 4-2-3-1 o con la variación al 4-4-2, que es como terminó jugando ante los florentinos. Otro asunto es que el medio centro ofensivo tenga más llegada y, aparte de saber acariciar el balón y ser resolutivo en el remate desde la media distancia, no le haga tantos ascos al área. Pero eso es otra historia.
No hace falta apelar al tiempo y a la prudencia para defender que el Valencia ha conseguido finalmente reunir una buena plantilla. Unai Emery cuenta con un grupo compensado y con oficio. Un bloque sólido que mantiene la estructura del año anterior y en el que las incorporaciones alivian los desencantos de algunas salidas.
137. (Las Provincias, 20 de agosto de 2010)
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