Cuando empiece la Liga, con menos camareros trabajando en los chiringuitos de la costa, los especialistas del CIS observarán con mayor objetividad las cifras del paro y, de idéntica forma en esas fechas, los gerentes de los equipos de fútbol podrán determinar el número de jugadores que aparecen en sus nóminas, con cifras desorbitadas donde pone sueldos y ficha, y números rojos en la columna donde dice productividad.
¿Se puede cambiar? Mientras muchos 'mileuristas' se preparan para cuando llegue septiembre combatir con una huelga general lo que llaman ruptura laboral al referirse a la reforma laboral, en muchos equipos de fútbol, con algo más que 'mileuristas' en sus plantillas, alguien deberá buscar nuevas fórmulas de contratación para sanear las economías.
Estos días en Valencia a Asier del Horno se le ha puesto en la picota porque en él concurre la circunstancia de ser el futbolista que tiene la ficha alta de la plantilla blanquinegra y, desde que en 2007 llegó al club procedente del Chelsea, ni cuenta ni ha contado apenas para los entrenadores que han desfilado por el banquillo de Mestalla.
Aparte de que el protagonista esté obligado a ofrecer un rendimiento, a quien habría que exigirle cuentas es a la persona que recomendó su fichaje y, desde luego, al que entonces estaba al frente de la nave para rubricar el contrato millonario. Pero, claro, ese planteamiento sólo sería posible en un mundo laboral ajeno al de la élite futbolística. ¿O no? ¿Acaso se puede cambiar o es una utopía?
131. (Las Provincias, 6 de agosto de 2010)
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