En todos los deportes colectivos de enfrentamiento y participación simultánea de jugadores, se suceden de manera intermitente fases de defensa y ataque, y en el equipo blanquinegro, por historia, los cimientos se han forjado en la solidez de su zaga para, desde esa premisa, buscar la lógica transición de ataque.
Ahora ya hay aficionados preocupados por el incipiente Valencia 2010-2011, especialmente por el llamado suspenso en inglés. Por los resultados de los partidos frente al Aston Villa y el Manchester City, pero también por la imagen que ofreció ante ambos equipos de la Premier.
Unai, sin embargo, se muestra tranquilo. Considera que el Valencia va mejorando a pesar de que lleva tres encuentros sin ver portería. Hasta el momento todo han sido pruebas y el entrenador de Hondarribia aún quiere alguna más, aparte de la del jueves, en Palermo, o de la que tendrá la semana siguiente en Mestalla, contra la Fiorentina. Sabe que quedan muchas tuercas que ajustar.
Con sólo tres semanas de bagaje resultaría una osadía hacer balance de lo que ha ofrecido el equipo. Pero se pueden apuntar detalles, tanto de orden individual como colectivo. Por ejemplo yo he advertido diferencias de implicación, que quiero achacar al estado físico y de adaptación de determinados jugadores. Y también he observado que el 4-3-3 necesita más ensayos.
En estas circunstancias sería conveniente que nadie olvidara que aunque el equipo se haya construído desde atrás, la fortaleza de la defensa debe de contar siempre con el respaldo de las demás líneas. La eficacia llega por el equilibrio. Es el abc del fútbol.
132. (Las Provincias, 9 de agosto de 2010)
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