26/4/10

La cantera y la cartera

Como el descenso del filial valencianista es un hecho incuestionable, los mandamases del club deberían hacer una lectura pragmática de la situación, ahora que atravesamos un laberinto en el que tanto se habla de fichajes y refuerzos. Con ello no insinúo siquiera que el primer equipo deba de nutrirse necesariamente de futbolistas del Mestalla. Pero resultaría interesante replantearse el trabajo que se hace en Paterna para que en un futuro la cantera pudiera ofrecer más frutos de los que ahora recoge el primer equipo.
Claro que, como a cuatro jornadas del final del torneo, con el Valencia en tercera posición, no se sabe siquiera si a Unai Emery le van a ofrecer la renovación, resultar una osadía imaginar que algún técnico se arriesgase a utilizar noveles y desconocidos, a no ser por necesidad, porque se lo exigiera el guión, que es lo que últimamente le ha ocurrido al entrenador guipuzcoano con algunos futbolistas; o lo que sucedió a finales de los ochenta, tras la pesadilla de la Segunda y la caja llena de telarañas, cuando el equipo tuvo que sustentarse con los Quique, Voro, Arias, Subirats, Fernando, Arroyo, Revert, Giner, Camarasa, Fenoll. Cantera y cartera deben ser términos análogos.
Tal como está el patio, lo más importante ahora mismo es que el Valencia despida la Liga en tercera posición, porque un regate a la fase previa de la Champions ofrece la posibilidad de realizar determinados bolos o una gira que proporcionaría un importante rendimiento económico.
Esa clasificación debe ser el objetivo prioritario de los técnicos. Pero las mentes pensantes de la sociedad (un pajarito que anida en la plaza de Manises me cuenta que se avecina una inmediata e importante incorporación) deberían de mirar más allá. Plantear un proyecto con cimientos sólidos, con estabilidad de criterios a pesar de las presiones de la grada o de los medios, para que se alcance el éxito sin que nadie pueda decir aquello de que se ha logrado 'a pesar de lo que se ha hecho'. Vamos, que si la inteligencia les persigue, que no traten de ser más rápidos y se dejen atrapar...
87. (Las Provincias, 26 de abril de 2010)

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