Aragonés tiene un carácter...vamos a decir complicado, pero sabe un montón de esto del fútbol, como ha demostrado 'trente-six fois', que dicen los franceses para exagerar. Cuando el Sabio no está de mala gaita, en distendida charla es un ameno y atractivo conversador. De vuelta al hotel, tras la cena, con unos cafés y marlboros por medio, explicó el porqué de la belicosa actitud.
Luis defendía a sus futbolistas hasta el último suspiro, y del mismo modo que hizo célebre aforismo relativo a la importancia de alcanzar las diez últimas jornadas del torneo con opciones de dar el zarpazo a la Liga, sostuvo que los partidos se manejan en el campo y también fuera de él.
Todo esto viene a cuento por cuanto ha ocurrido en el llamado partido de la temporada, que por cierto al final no ha sido para tanto. Estos últimos días, en los que más de uno ha sentido cierta pelusilla porque su Valencia, en años recientes protagonista, ha sido un mero observador de la final anticipada de la Champions, se ha hablado mucho de las maniobras dialécticas de los entrenadores. En especial de José Mourinho. Antes y después de apear al Barça de la final del Bernabéu se le ha puesto a bajar de un burro.
Y claro, enseguida viene a la memoria aquello que explicaba el Sabio de Hortaleza. Los partidos se manejan dentro y fuera del terreno de juego. En eso el entrenador portugués es un alumno aventajado. Pero eso no se aprende en un día ni en dos. Lo digo por si a alguien se le ocurre pedírselo a Emery.
89. (Las Provincias, a 30 de abril de 2010)
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