Hay que ver cómo pueden cambiar las cosas de un día a otro. ¿Qué digo un día? Unas horas ¡En un periquete! Si hace nada el valencianismo estaba debatiendo en torno al futuro entrenador, Pellegrino, y a la marcha del actual, Unai, a la Liga rusa, en un rato llegó el susto de la crisis de Bankia que induce a pensar en que afectará a las obras del nuevo campo, y en un plis plas Manuel Llorente sacó de la chistera todo el optimismo necesario para que el protagonismo lo adquiriese el acuerdo comercial con Jinko Solar.
Sin embargo quedan posos. Para empezar, el de la falta de tacto que el presidente ha tenido con Unai, aunque en la fiesta de renovación del acuerdo con la firma china, se deshizo en elogios sobre los resultados de los últimos “tres años” al frente del equipo. Eso, unido a las flores que también le echó el director deportivo Braulio (“la temporada ha sido casi de sobresaliente”, dijo), lleva a pensar que si todo fue tan bonito, se le debería de haber renovado. Aunque a lo mejor, aparte del tercer puesto, Manolo exigirá que el equipo ofrezca espectáculo, que es lo mejor para llenar Mestalla.
Lo que está muy bien es lo del acuerdo con los chinos. Que en dos temporadas dejen cerca de siete millones de euros en las arcas del club, es una buena noticia teniendo en cuenta la que está cayendo.
Sin embargo lo de Bankia debería de preocupar algo más de lo que preocupa, aunque el presidente se aferre al protocolo suscrito hace unos meses con la entidad para la financiación del nuevo campo.
Pero se hace difícil creer que todo vaya a seguir por un camino de rosas cuando una entidad financiera precisa que el Gobierno le aporte más de diez mil millones de euros para salir del paso; de un gobierno que a su vez ha admitido que no puede cumplir su programa electoral y justifica las reformas y ajustes con la herencia que arrastra.
Einstein dijo que cada día sabremos más, pero entendemos menos. Ojalá, por el bien del Valencia, Manolo Llorente esté en lo cierto.
395 (Publicado en Las provincias, el 9 de mayo de 2012)
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