Muchos se han llevado las manos a la cabeza al conocer la ausencia de Roberto Soldado en la convocatoria para la Eurocopa. Con independencia del criterio de Vicente del Bosque, que como responsable es quien debe conocer mejor las necesidades del grupo y la forma de cada futbolista, sorprende que el delantero del Valencia sea uno de los descartados. Si es por registros, supera con creces los de Negredo y Torres. Incluso sumando las cifras de ambos.
El fondo de esta cuestión sólo lo puede desvelar Del Bosque. Pero si hablamos de la forma, es otra cosa. Ahí al marqués le ha faltado tacto. La manera en que el capitán del Valencia se ha quedado en puertas de la Eurocopa… Claro, siempre se podrá decir que todos llevamos dentro un entrenador, e incluso en estos tiempos un político. Aseguran que si antes de un partido en Mestalla preguntáramos uno por uno a cada aficionado qué alineación presentaría, obtendríamos más variantes de las que ha hecho Unai esta temporada. Quizás, aunque la cuestión no es esa.
Lo de ahora me recuerda en la forma la situación que en vísperas del Mundial´82 vivieron, primero el portero valencianista, José Manuel Sempere, y luego el defensa colchonero, Quique Ramos.
En esa temporada Sempere fue suplente de Arcanoda en casi todos los partidos de preparación, pero a la hora de la verdad, el seleccionador, José Emilio Santamaría, se decantó por el españolista Urruti, aunque apenas había jugado.
Después, cuando en vísperas del inicio del campeonato se dio cuenta de que sólo llevaba dos porteros, sin más tacto envió a casa a Quique Ramos, y en vez de recurrir a Sempere, convocó al veterano Miguel Ángel, que dicen que estaba necesitado.
Aunque difícil de demostrar, aquello fue una jugada de despacho. ¿Lo de ahora? Habría que preguntárselo a Del Bosque. En todo caso una cosa será el fondo, pero otra ha sido la forma. Como entonces.
403 (Publicado en Las Provincias, el 28 de mayo de 2012)
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