4/5/11

Sin margen de error

Manolo Llorente, sin apenas decir, porque él es parco de palabras, de los que dicen bien poco, no sé si sin querer o queriendo, ha dicho mucho sobre el futuro de Emery. Vayamos por partes. El presidente del Valencia admitió en Pamplona que se le está haciendo larga la temporada. Aunque los días son siempre iguales, pasen despacio o volando, probablemente eso le ocurre a muchos. Son tantos los partidos que, a quien el fútbol no le encandila, a estas alturas el campeonato ya le resulta algo empalagoso. Aunque, a lo mejor, en lo cargante ha influido más que nada la reiteración de los Barça-Madrid y viceversa, y todo lo que ajeno al desarrollo del juego les ha rodeado, que ha sido mucho. Ya me entienden.
Minutos después de la decepción en el Reyno de Navarra, cuando Mónica le puso delante el micrófono, el presidente afirmó eso de que tiene ganas de que se acabe la Liga, una frase a la que se puede dar la lectura de que el dirigente está deseoso de hacer borrón y cuenta nueva, porque además añadió que el equipo tiene mucho que mejorar.
¿Mejorar, ahora? ¡Ahí le duele! Quedan cuatro jornadas para que termine la competición y que el presidente diga eso de que el equipo «tiene mucho que mejorar», pues, la verdad, ¿qué quieren que les diga?
Siendo que el Valencia continúa situado en la tercera plaza, con ventaja de cuatro puntos sobre su perseguidor (tres más la diferencia de goles), ¿qué trata de Manolo decir con esa crítica? Induce a pensar que no tiene las ideas muy claras respecto a la continuidad de Unai. O, dicho de otra manera, que las tiene demasiado claras.
La realidad dice que del mismo modo que a Unai ya no le queda margen de error, porque otra cosa que no sea acabar la competición en la tercera plaza ahora mismo habría que calificarlo de fracaso, el presidente tampoco puede descuidarse a la hora de conjugar el verbo decidir. Para evitar que la grada de Mestalla mire hacia el palco, ha de acertar sí o sí.

242 (Publicado en Las Provincias, 4 de mayo de 2011)






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