Lo que son las cosas. Hace diez años el Valencia y su entrenador se jugaban gran parte de su futuro frente al Espanyol de Barcelona y ahora, aunque en situación distinta y escenario diferente, se repite la historia ante el mismo rival.
A tres jornadas del final del campeonato, el Valencia acude al campo de Cornellà-El Prat con la obligación de ganar al Espanyol para garantizarse cuanto antes la tercera plaza que ocupa, que es la que da el acceso directo a la Liga de Campeones. Una victoria hoy evitaría tener que estar con la vista puesta en lo que haga o deje de hacer el Villarreal.
Pero al mismo tiempo que el equipo necesita ganar, en el plano personal para Unai Emery también se hace imprescindible la victoria. Como en los últimos meses el Valencia ha tenido resultados de baile, 'dos pasitos p'alante y uno p'atrás', y como Llorente no termina de deshojar la margarita (ayer tuvo tiempo de hacerlo en el AVE, camino de Madrid), persisten las dudas sobre la continuidad del técnico.
Hace diez temporadas la situación era similar. A pesar de que entonces el partido fue a mediados de la temporada, el equipo ofrecía dudas. Como consecuencia de repetidos tropiezos y excesivos empates el Valencia se debatía entre el quinto y el octavo puesto y del mismo modo que ahora, el futuro del entrenador ofrecía dudas.
Antes de jugar el Olímpico, Rafa Benítez tenía un pie fuera del club y en descanso del partido los dos, porque el contundente 2-0. Sin embargo, en la segunda mitad Rufete, por partida doble, e Ilie dieron la vuelta al resultado y de esta forma abrieron el camino hacia la gloria.
En la montaña de Montjuic el Valencia empezó a tejer el título de Liga, que iba a lograr después de 31 años de sequía y Benítez a esculpir con letras de oro su nombre en la historia del club.
Todo lo anterior no quiere decir que una derrota prive al Valencia de la tercera plaza. Pero sí que puede ser determinante para que Unai Emery siga una temporada más.
A tres jornadas del final del campeonato, el Valencia acude al campo de Cornellà-El Prat con la obligación de ganar al Espanyol para garantizarse cuanto antes la tercera plaza que ocupa, que es la que da el acceso directo a la Liga de Campeones. Una victoria hoy evitaría tener que estar con la vista puesta en lo que haga o deje de hacer el Villarreal.
Pero al mismo tiempo que el equipo necesita ganar, en el plano personal para Unai Emery también se hace imprescindible la victoria. Como en los últimos meses el Valencia ha tenido resultados de baile, 'dos pasitos p'alante y uno p'atrás', y como Llorente no termina de deshojar la margarita (ayer tuvo tiempo de hacerlo en el AVE, camino de Madrid), persisten las dudas sobre la continuidad del técnico.
Hace diez temporadas la situación era similar. A pesar de que entonces el partido fue a mediados de la temporada, el equipo ofrecía dudas. Como consecuencia de repetidos tropiezos y excesivos empates el Valencia se debatía entre el quinto y el octavo puesto y del mismo modo que ahora, el futuro del entrenador ofrecía dudas.
Antes de jugar el Olímpico, Rafa Benítez tenía un pie fuera del club y en descanso del partido los dos, porque el contundente 2-0. Sin embargo, en la segunda mitad Rufete, por partida doble, e Ilie dieron la vuelta al resultado y de esta forma abrieron el camino hacia la gloria.
En la montaña de Montjuic el Valencia empezó a tejer el título de Liga, que iba a lograr después de 31 años de sequía y Benítez a esculpir con letras de oro su nombre en la historia del club.
Todo lo anterior no quiere decir que una derrota prive al Valencia de la tercera plaza. Pero sí que puede ser determinante para que Unai Emery siga una temporada más.
245. (Publicado en Las Provincias, 11 de mayo 2011)
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