Enhorabuena al valencianismo por el ascenso del Mestalla a Segunda División B. Felicitaciones a los futbolistas, al entrenador Vicente Mir y a todos sus colaboradores. Pero enseguida, después de los requiebros, conviene pensar en que la situación adquiere un enorme valor de futuro.
Hace ahora un año, el descenso del filial llevó implícita para los dirigentes una lectura pragmática de la situación, no sólo para recuperar cuanto antes el terreno perdido, sino para poder dar más frutos al primer equipo. Sin embargo, durante la temporada sólo se contabilizan esporádicas apariciones de Isco y Alcácer.
La reconquista lograda por el Mestalla, precisamente ahora que el club trabaja en la confección de la primera plantilla, invita otra vez a que los dirigentes y técnicos miren con más interés hacia la cantera, aún sabiendo que contra ese proceder pesa la paciencia de los aficionados y los filos de la desconfianza y de la exigencia que Llorente ha puesto sobre la cabeza de Unai. Son cuestiones que pueden hacer que el entrenador observe la cantera de soslayo, sobre todo porque su futuro está marcado por una mejora de los objetivos.
El filial ha dado un paso obligado. La primera zancada para que la obra de la Ciudad Deportiva de Paterna pueda tener rellanos en todas las categorías y así facilitar las incorporaciones de jugadores de un nivel al siguiente. Veremos.
David Navarro, al que Benítez hizo debutar en octubre de 2001, sigue siendo el último canterano que se consolidó en la primera plantilla. En un pasado lejano quedan los Sempere, Quique, Voro, Arias, Giner, Fernando, Arroyo, Subirats... y para los nostálgicos, los héroes que en 1952 tocaron el cielo, pero tuvieron que renunciar al ascenso por la condicón de equipo filial; aquellos que en la temporada siguiente engrosaron las filas del primer equipo que iba a conseguir la tercera Copa, la del 54.
Del último canterano a hoy han pasado casi diez años. Y eso es para hacérselo ver, porque el Mestalla está llamado a ser parte del futuro.
Hace ahora un año, el descenso del filial llevó implícita para los dirigentes una lectura pragmática de la situación, no sólo para recuperar cuanto antes el terreno perdido, sino para poder dar más frutos al primer equipo. Sin embargo, durante la temporada sólo se contabilizan esporádicas apariciones de Isco y Alcácer.
La reconquista lograda por el Mestalla, precisamente ahora que el club trabaja en la confección de la primera plantilla, invita otra vez a que los dirigentes y técnicos miren con más interés hacia la cantera, aún sabiendo que contra ese proceder pesa la paciencia de los aficionados y los filos de la desconfianza y de la exigencia que Llorente ha puesto sobre la cabeza de Unai. Son cuestiones que pueden hacer que el entrenador observe la cantera de soslayo, sobre todo porque su futuro está marcado por una mejora de los objetivos.
El filial ha dado un paso obligado. La primera zancada para que la obra de la Ciudad Deportiva de Paterna pueda tener rellanos en todas las categorías y así facilitar las incorporaciones de jugadores de un nivel al siguiente. Veremos.
David Navarro, al que Benítez hizo debutar en octubre de 2001, sigue siendo el último canterano que se consolidó en la primera plantilla. En un pasado lejano quedan los Sempere, Quique, Voro, Arias, Giner, Fernando, Arroyo, Subirats... y para los nostálgicos, los héroes que en 1952 tocaron el cielo, pero tuvieron que renunciar al ascenso por la condicón de equipo filial; aquellos que en la temporada siguiente engrosaron las filas del primer equipo que iba a conseguir la tercera Copa, la del 54.
Del último canterano a hoy han pasado casi diez años. Y eso es para hacérselo ver, porque el Mestalla está llamado a ser parte del futuro.
252 (Publicado en Las Provincias, 30 de mayo de 2011)
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