La posibilidad de alcanzar un sueño, un gran sueño como es llegar a una final, puso al partido un halo muy singular, aunque acabó por diluirse como los castillos en el aire, que están bien donde están, pero es necesario primero haber construido cimientos debajo para que se sustenten.
La afición que llenó Mestalla esperaba mucho, quizá demasiado. La pretensión no era una quimera, pero casi. Sin embargo la decepción no hay que buscarla en el partido de ayer. En absoluto. La asfixia se arrastraba de Madrid. Del partido de ida, en el que los valencianistas entregaron más de media eliminatoria por su actitud indolente, Se ahogaron en las aguas del Manzanares y ni el boca a boca de los seguidores ni el empuje y carácter que puso el equipo a lo largo de la primera parte, fue insuficiente siquiera para acortar distancias y mantener viva la llama en la segunda parte.
Esta vez no hubo milagro y la ilusión podía ser, como dicen algunos sicólogos, una esperanza infundada. Porque aunque desde el primer momento el Valencia llevó la iniciativa y dispuso de las mejores ocasiones, la realidad dice que llegó al descanso sin abrir el marcador y con el susto en el cuerpo consecuencia de dos contras rojiblancas. En cierta medida, y salvando todas las diferencias, que son muchas, recordó lo que le ocurrió días antes al Barça con el Chelsea. Mejor juego, dominio, y al final nada de nada.
Está claro que no hay porqué desistir de los anhelos, pero siempre es conveniente ver qué señales nos han ofrecido. Y la única realidad es que el Valencia, como el Atlético, unas veces da la de cal y otras de arena, y aunque ayer fue mejor, arrastraba demasiado lastre.
La Liga se acaba, quedan cuatro jornadas, y el balance habrá que hacerlo al final, el 13 de mayo, con el equipo afianzado en la tercera plaza, porque ese es el único premio al que ahora puede aspirar. El hecho de haber llegado a las semifinales de Copa del Rey y de Europa League no dicen nada. O quizá dicen demasiado…
390 (Publicado en Las Provincias, el 27 de abril de 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario