A medida de que se acerca el momento, unos y otros hacen sus números y sacan sus cuentas. Muestran/esconden sus poderes. Reflejan sus sueños con imágenes y videos e, incluso, como ocurre en las campañas políticas, recurren a las estadísticas, dándoles la lectura que más convenga, aunque el momento, la coyuntura y los protagonistas (salvo cuatro o cinco entre los dos equipos) no tengan nada que ver con el pasado más reciente. Este Valencia no es muy de fiar, porque desde hace tiempo está convertido en una luz intermitente -ahora sí, ahora no…-, pero en esta ocasión lleva el vestido de favorito. Concurren varias circunstancias para imaginarlo por encima de los atléticos. Para empezar, los números globales que presentan uno y otro equipo. Después aparece la dependencia de un "matador". Soldado es muy importante en el Valencia, sí, pero el Atlético no puede vivir sin Falcao, que es quien marca el cincuenta por ciento de los goles. En este sentido el abanico blanquinegro es bastante más amplio. Luego está el orden de los partidos, que obliga en los planteamientos y adquiere relieve porque el segundo es en el que se resuelve la ecuación y nada mejor que hacerlo arropado por los aficionados propios. Y por último las expropiaciones, los elefantes… ¡Ay, no! Se me ha ido la bola. Por último los parámetros de Unai: técnica, despliegue físico y mentalidad para dejar claro en el campo quién es el favorito, que es lo que esperan ver los que viajen desde Mestalla.
386 (Publicado en Las Provincias, el 18 de abril de 2012)
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