Si las palabras del presidente del Valencia hubieran terminado ahí… Pero al voto de confianza agregó una coletilla que induce a pensar que las horas de Unai en el Valencia pueden ser más breves de lo que muchos creemos y de lo que el entrenador dio a entender en una recientemente comparecencia. Porque la frase de Llorente prosiguió con un condicional, con una premisa: mientras que el equipo se mantenga tercero y alcance las semifinales de la Europa League.
Lo que no sea, pues, llegar a semifinales y una plaza para la Champions, habrá que entenderlo como fracaso. Manolo, como gestor del Valencia, está obligado a generar ingresos para que la sociedad siga adelante y eso pasa por la clasificación para la Liga de Campeones, que reporta los euros necesarios para hacer frente a las fichas de la plantilla, y que la rueda siga girando (En el ejercicio pasado se superaron con creces los 20 millones).
El Valencia mañana buscará en Mestalla una plaza para la semifinal de la Europa League, y el domingo, en el Bernabéu, tratará de frenar al líder para mantener a distancia al Málaga, Levante, Osasuna, Atlético y Sevilla, que llegan por detrás, apretando.
Pase lo que pase en esta semana de pasión, una apresurada salida de Unai resultaría injusta. Refrendaría precipitación y que no hubo confianza cuando se le renovó, aunque los los números le avalaban. Y en todo caso, su marcha debería ir acompañada de algo más antes de que los pañuelos de Mestalla dicten sentencia.
381 (Publicado en Las Provincias, el 4 de abril de 2012)
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