10/2/12

Tiempos difíciles

Nos advierten de que se avecinan tiempos difíciles. Lo escuchamos todos los días y desde todos los ángulos del salón. Dicen que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que ahora toca apechugar con las consecuencias. Hay que meter tijera.
Son los mensajes que cada minuto recibimos de los que llaman próceres de la patria. Pero estos tiros no van tan alto. Después de lo que pasó el miércoles en el Camp Nou, dicen que la reflexión en el Valencia es bastante más que obligada. Como siempre, ¿no? Hay que analizar por qué ocurrió lo que ocurrió, y también como siempre, el razonamiento no sólo es del entrenador y los jugadores, a pesar de que son quienes están, quienes estuvieron, en primera línea de fuego. Las consideraciones llegan más lejos. Desde el presidente y… y del presidente, porque el consejo no tiene mucho que decir, hasta los aficionados y medios. Desde la noche del miércoles da la impresión de que cierta fijación en establecer un antes y un después y eso nos lleva a un planteamiento erróneo. Perder el llamado partido de la ilusión significó un desencanto, sí, aunque enfrente estuviera el mejor equipo del mundo. La realidad decía que se esperaba más del Valencia, porque puede darlo, y porque el rival no estaba en su mejor momento (¡menos mal, que si llega a estar…!) Un resultado nunca debe de extrapolarse de un todo, y dejando al aparte los errores de jugadores a los que hace dos días se les ponía en un pedestal, el Valencia que vimos en el Camp Nou fue muy blandito. Aunque no tan distinto del de otras ocasiones. Hubo decepción porque la final estaba cerca. Pero es que a lo mejor el listón se ha colocado demasiado alto, resulta que hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y, como se avecinan tiempos difíciles, hay que meter tijera.
360 (Publicado en Las Provincias el 10 de febrero de 2012)



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