Claro, que eso no es nada nuevo. El año pasado también se dijo que el portugués tenía un pie fuera y que el asturiano estaba en la órbita azulgrana. Mientras que Mata ha crecido futbolísticamente y seguirá siendo objeto de los mismos colores u otros de más allá de Finisterre, lo del defensa está en vía muerta. Es complicado porque, entre otras circunstancias, le queda una temporada de contrato y tiene una elevada ficha federativa.
Llorente ha dejado claro que pondrá todos los obstáculos posibles para evitar la salida de Mata al que se considera fundamental en la plantilla. Pero no ha dicho nada de Miguel. Unai es quien ha vuelto a hacer un ejercicio de complacencia para tratar de recuperarlo para la causa. El técnico le sigue dando más cariño que a otros jugadores. Quizá por egoísmo o estrategia, porque el jugador lo necesita más; pero siempre le ha dado mucho más de lo que ha recibido. Incluso en el ejercicio pasado le brindó el brazalete de capitán.
En el Valencia no se hacen ilusiones sobre esa hipotética salida (además, habría que buscar un relevo de solvencia) ni tampoco se echan las manos a la cabeza si el Tottemhan o el Arsenal acaban yendo a por Mata y éste aceptara irse. En todo caso, reportaría muchos euros a las arcas del club.
A escasas horas de que la plantilla viaje a Austria para iniciar el «stage» de pretemporada, el principal objetivo radica en la contratación de un central que ofrezca garantías. A partir de ahí se hablará de dorsales, de capitanes y, desde luego, también de refuerzos y salidas. Porque hasta el 31 de agosto, que es donde está el rabo, todo es toro.
272. (Publicado en Las Provincias el 15 de julio de 2011)
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