Siempre se echa de menos lo que ya no se tiene. Hace pocos años, y también desde tiempo, el Valencia se caracterizaba por la fortaleza de su defensa y en cambio ahora no hace más que pasar apuros. Es un sufrimiento continuo, aunque como la clasificación dice que los rivales están peor, que es verdad, pues ¡hala!, patada a seguir. Pero es una pena y en este caso no vale decir que no hay solución.
Cuando el verano pasado el club traspasó a Villa y Silva, era difícil imaginar que a estas alturas el Valencia ocupara la tercera plaza y estuviera en octavos de la Champions. Las incorporaciones han ofrecido un buen resultado en cuanto a números y el equipo, hoy por hoy, es el mejor de 'su' Liga.
Sin embargo, se echan cosas en falta. Unai impregna al Valencia de su carácter ofensivo y el equipo llega con fluidez al área contraria. Pero cuando pierde la posesión del balón, con independencia de los errores individuales, transmite la sensación de que la palabra 'repliegue' no aparece en su diccionario. Eso de recuperar las zonas naturales de cada cual, pues, ¿qué les voy a decir que ustedes no sepan?
Y una consideración final. Hace unos años la solidez defensiva no sólo la marcaban los Ayala, Djukic, Pellegrino o Carboni, que de por sí establecían diferencias. El Valencia, además, contaba con el centro del campo de la selección española, Albelda-Baraja, y con el sacrificio de atacantes como Carew, Sánchez, Angulo. Por decirlo de alguna forma, era más grupo.
212. (Publicado en Las Provincias, 18 de febrero de 2011)
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