Lamentablemente para el Valencia hoy hay fútbol, y digo lamentablemente porque a Unai Emery le hubiera venido de perillas un paréntesis liguero ya que, entre lesionados y sancionados, va tener que presentar un equipo cogido con alfileres. Defiende la tercera plaza y enfrente se va a encontrar un rival venido a menos que lleva cinco jornadas sin ganar, y acude decidido a buscar la sorpresa porque Mestalla es un campo que se le da bien. Las estadísticas desvelan que no pierde en Valencia desde septiembre de 2004.
En fin, hoy tenemos fútbol. Es lo que hay. La televisión manda. Es el caudillo de esta ceremonia y los clubes, en su asamblea, respondieron con un unánime 'sí bwana'. Pero una vez más el asunto va a servir para alimentar un debate que ni cesa ni cesará.
Sin tener que recordar aquellos campos desiertos de hace quince años, cuando era Antena-3 quien ofrecía os partidos, muchos aficionados se ha convertido en críticos de la norma. Y han levantado la voz. Hasta ahora he escuchado más opiniones desfavorables que otra cosa, con la excepción de quienes, en su derecho, simpatizan por intereses comerciales. Pero son los menos.
Lo que está claro es que las mentes privilegiadas que decidieron dar vía libre al fútbol en lunes pasaron de los profesionales y pensaron muy poco en los aficionados. En esos que salen tarde del trabajo, en los que no son de Valencia y quieren ver a su equipo, en los que al día siguiente han de madrugar, en los chavales que se han de quedar en casa estudiando.o aunque en este caso aquí no afecte, el perjuicio para los aficionados del equipo rival, que en fin de semana podían haber acompañado a los suyos para arroparlos.
67. (Las Provincias, 8 de marzo de 2010)
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