En los
últimos días la sociedad se ha escandalizado por lo de Bárcenas y las cuentas
en Suiza, y en lo deportivo el valencianismo está desquiciado por el arbitraje
de Muñiz Fernández en el Bernabéu. El personal anda indignados y se pasa el
tiempo debatiendo entre unos y otros asuntos, a la vez que anhela que llegue
cuanto antes la primavera para, al menos, no pasar frío. Todo junto es
demasiado.
El primer
asunto tiene una enorme trascendencia y por eso hay un juez que investiga los
intereses que aquel tiene en el esquí. Pero como es habitual, mientras Su
Señoría recaba toda la información, en la calle se delibera en torno a la trama
y el personal está como para que le vayan con bobadas. Entre otras cosas
algunos se preguntan si existe la posibilidad de que un hecho delictivo puede
ampararse en una regularización fiscal.
El mundo del
fútbol también anda revuelto. Tiene sus comités, pero no ha habido ni hay
magistrado que haya escarbado en lo ocurrido en el Bernabéu, a pesar de que no
hay cruzar los Alpes porque las pruebas están a la vista. Las imágenes delatan
los hechos. No es cuestión de defender que Higuain marcó con la mano el segundo
gol del Madrid, porque al menos yo no lo tengo claro. Pero hubo tantas otras
cosas, tantas, y siempre encaradas en la misma dirección, que cuando se
enumeran es posible que si alguien no vio el partido, piense que el denunciante
se ha puesto la camiseta de un equipo. Y nada más lejos. No es el caso, como
tampoco lo es en el asunto social que investiga el juez.
Lo de
Bárcenas lo determinará la justicia. El juez lo mirará con lupa. Teixeira, el
domingo, y a Pérez Lasa, tampoco se escaparan de la lente. Pero lo del
Bernabéu... a pesar de que sería un doble error, probablemente tendrá algún
reflejo en esos duelos inmediatos. Y no debería ocurrir.
P. D.
Társilo Piles se va de la Fundación con flores y
bombones, porque ha dicho que dimitirá el 14 de febrero, el día de los
enamorados. ¿Y del club?
495 (Publicado en Las Provincias, el 18 de enero de 2013)
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