26/3/12

La risa como autoayuda

Demasiados sobresaltos consecutivos. Esto no es normal y no sólo por lo de Getafe. Viene de atrás. Todos los que de una forma u otra hemos seguido la trayectoria del Valencia, sabemos que no estamos hablando de un equipo tan brillante como lo vimos hace quince días, en San Mamés, ni tan frustrante como el sábado. Ni risa ni llanto, pero lo que ahora muestra la botella, inquieta.
La imagen del Valencia ha estado distorsionada desde hace tiempo, en gran medida porque los rivales que podrían hacerle sombra en la lucha por la primera plaza de la Liga terrenal (casos del Sevilla, Athletic, Villarreal, Atlético…), estaban y están por debajo del nivel, y en tal circunstancia no era tan difícil que en el país de los ciegos el tuerto sonriera y se convirtiera en rey. A 27 puntos del final de la Liga ni la situación está clara ni el horizonte es favorable. Mucho arte ha de darse el entrenador y los jugadores en el manejo de las velas, porque el viento arrecia de proa. Hoy por hoy no se ven trazas de que vuelva a repetirse el regocijo y la ventaja de ocho o nueve puntos sobre el cuarto clasificado, que el equipo consiguió en los dos últimos años. Hacer leña de Unai ahora es muy fácil. Además, con sus declaraciones lo ha puesto a huevo. Pero aunque lo pida el cuerpo, no es momento porque el Valencia se juega mucho. Prestigio y economía. Quedar fuera de Europa sería un descalabro financiero y una decepción para los aficionados que se rascaron el bolsillo para entrar en Mestalla y para arropar en la ampliación de capital. Hay que sacudirse la hilaridad, a pesar de que durante el partido con el Getafe resultó difícil evitar la risa. Probablemente fue una risa de nervios, como refugio o escudo para soportar el esperpento que se estaba viendo. Unai eso lo entenderá, porque en los manuales de autoayuda que dice que siempre lleva en su mochila, lo explican y lo recomiendan: hay que reír para vivir mejor. Ahora bien, otra cosa es dar risa, y eso no. El Valencia ni puede ni debe permitírselo.
377 (Publicado en Las Provincias el 26 de marzo de 2012)










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