Seguro que en las próximas semanas vamos a volver a escuchar repetidamente la pregunta. ¿Quién será el entrenador del Valencia la próxima temporada? Es más de lo mismo. El año anterior las barbaridades de Gadafi, la huelga que pretendía la LFP y las lluvias desviaron la atención. Ahora, el camino hacia los cuartos de la Europa League podría haber sido un antídoto. Pero... riéte. El escepticismo no desaparece así como así. Además, la apatía, el recelo, o si se quiere llamar desconfianza, queda reflejado en que Mestalla no se llena pese a los precios de amigo. El libro “Mentalidad ganadora” que acaba de lanzar Unai, aparte de servirle para aumentar su cuenta corriente con el diez por ciento de las ventas, podría ser su mejor escudo protector para restar protagonismo a los futuribles, que siguen siendo los mismos de antaño: Pochettino, Deschamps, Pellegrino, Milla, Blanc, Caparrós, Manzano… y yo que sé cuántos más, porque todos sabemos que el papel es la mar de sufrido. (A todo esto, un amigo que está muy enterado, me dice que borre de la lista a los dos franceses, porque si algo tienen claro en el Valencia, es que quien dirija al equipo ha de conocer la Liga española de pe a pa. El listón de la tercera plaza es el mínimo exigible). Pero ¿un cambio es garantía de mejora? El mejor revulsivo para evitar especulaciones no es otro que Unai traslade a sus jugadores el espíritu de la publicación que ha presentado. Eso es lo que desde hace tiempo esperan los aficionados, que ayer volvieron a despedir con silbidos a su equipo.
370 (Publicado en Las Provincias el 9 de marzo de 2012)
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