Al igual que en breve tenemos que sacar del armario prendas de más abrigo, con el transcurrir de los partidos también se puede hablar de un antes y un después del equipo, que lo establece los cuatro partidos que se han disputado en el mes que estamos a punto de despedir. Desde el triunfo sobre el Leverkusen, pasando por la victoria ante el Levante, hasta la del sábado, frente al Rayo, aparte de que a pesar de la derrota, se computa en el haber el espíritu que hace dos semanas puso el equipo al enfrentarse al líder, Real Madrid.
En este periodo el Valencia ha ofrecido las mejores sensaciones (aunque sería bueno que el árbol no nos impidiera ver el bosque) y muchos de los detractores del entrenador se han subido al tranvía de los resultados y los elogios y ahora le valoran más.
La premisa de cualquier equipo es ganar y el Valencia consiguió los tres puntos en Vallecas. Bien. Pero la exigencia del guión reclamaba bastante más de esa apuradita victoria, sobre todo porque enfrente hubo un equipo que lleva camino de convertirse en carne de Segunda. Y refugiarse en que unas jornadas antes ganó al Málaga no es más que darle lustre a una simple anécdota de una Liga descompensada. Tan anécdota como en anécdota deben de quedar las dificultades que el equipo de Emery tuvo en Vallecas. Voto de confianza sí, pero sin olvidar que detrás del árbol está el bosque. Vamos, que hay que lidiar en la Champions, en la Copa y además todavía quedan dos tercios de campeonato.
329 (Publicado en Las Provincias, el 28 de noviembre de 2011)
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