Ahora mismo lo más realista sería elogiarle; tanto como oportunista resultaría hacerle la pelota a Unai, aunque siempre habrá quien le recuerde el error con las fichas federativas que obligó a la alineación inicial de Feghouli (otras veces titular, ¿eh?) en lugar de Piatti, que era el elegido. Se dirá que si patatín y que si patatán, pero no será más que especular. Ni una golondrina hace verano ni se debe menospreciar el trabajo de un entrenador que en su tarjeta de visita presenta cifras que otros quisieran. Una cosa es que te guste el juego del equipo y otra el rendimiento que consigue.
Ahora bien, ensalzar a Soldado no tiene réplica, y creo que únicamente se escucharía un silencio. El del señor marqués. Roberto se ha convertido en una china en el zapato de Del Bosque. En esa piedrecilla que jode. Todo indica que el seleccionador teme abrirle una puerta porque probablemente con sus goles la dejaría de par en par y eso significaría tener que cerrársela a otros en los que confía más... o con los que no tiene viejos asuntos pendientes, que esa es otra. Porque ¿y si le da bola y responde? Menuda papeleta, ¿no?
328 (Publicado en Las Provincias, el 25 de noviembre de 2011)
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