En el deporte, aparte de las visiones partidistas, se sigue discutiendo si se utilizan diferentes varas para medir y si hay equipos que desde hace años disfrutan de privilegios. Pero también se argumentan las carencias de un entramado caduco que no sabe evolucionar para evitar errores como el del sábado. Y en lo que atañe a todo el personal, rara es la tertulia en la que no salga a relucir la tendencia de voto, que ha estado claramente influenciada por la crisis, el desempleo y el desengaño.
Pero, a lo que íbamos, el valencianismo ahora sólo ha de pensar en el Genk, al que el equipo está obligado a ganar hoy en Mestalla para seguir dependiendo de sí mismo en su camino hacia los octavos de la Champions.
Y con independencia de que acompañe la meteorología, habrá que prestar especial atención a la respuesta que ofrezca el aficionado, después del apoyo que proporcionó en el partido frente al Madrid. Pero, sobre todo, si el equipo es capaz de enganchar al público de la misma manera que lo hizo entonces, en los cinco minutos iniciales y especialmente en la segunda parte, tras ir por detrás en el marcador.
¡Ah! Y una ventaja para el supuesto de que, pongamos por caso, durante el partido hubiera un penalti por manos de un jugador belga. Como en Champions hay árbitros de área, no habría problema. Evitaría que se estuviera discutiendo sobre si existe una toma de vídeo en la que se ve la falta con claridad. ¿O no?
327 (Publicado en Las Provincias el 23 de noviembre de 2011)<p>
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