En ocasiones, si suenan justo a tiempo, las campanas pueden evitar la angustia de besar la lona, y utilizo el símil boxístico a modo de homenaje, hoy precisamente que el mundo del cuadrilátero escuchó el ralentizado tañer a intervalos, en señal de luto por la muerte del gran Joe Frazier.
Como en cualquier otro ámbito de la vida, todo se interpreta según la ideología de cada cual o, probablemente, de sus intereses, y de esta forma, el día después «del debate», dependiendo desde qué acera se observe el panorama, se dirá que fue a uno u otro candidato a la presidencia a quien salvó la campana, a pesar de que la realidad determine que ninguno llegó a estar sobre las cuerdas, como por cierto le ocurrió ayer a Berlusconi en el parlamento italiano, porque allí sí que hubo sonido a difuntos.
Pero aquí hablamos de fútbol y nos centramos en los repiques de campanas salvadoras. Las que ha escuchado Unai gracias a los resultados frente al Getafe, Bayer y Levante, que le han dado vidilla, del mismo modo que sus jugadores, en especial a Feghouli y, en el último partido, a Tino.
En las últimas horas, en el concierto valencianista ha sonado a rebato, un toque civil para dar cuenta de una adversidad: la exclusión de Soldado de la lista de internacionales para los amistosos en Inglaterra y Costa Rica. No es la primera vez que ocurre y al jugador no le queda otra que seguir tañendo el bronce, seguir repicando con sus goles para alertar y dar un nuevo aviso al que ahora no le escucha.
321 (Publicado en Las Provincias el 9 de noviembre de 2011)
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