Unai no goza de demasiadas simpatías en la grada de Mestalla, aunque ese ha sido un denominador común para todos los entrenadores del Valencia. Incluso para los que consiguieron títulos. Sin embargo las credenciales de Emery, a pesar de lloradas ausencias (especialmente la de Villa), determinan que cumple el objetivo, aunque sus detractores argumentan que este año la tercera plaza resulta bastante más barata por el bajo nivel que han ofrecido Atlético y Sevilla, y porque el Villarreal está más pendiente de la Europa League.
Todos sabemos que el presidente del Valencia es muy cerebral y como no acostumbra a tomar decisiones al azar, habrá que preguntarse qué le lleva a seguir deshojando la margarita. ¿Decidirá, como hizo el año pasado, cuando la tercera plaza esté garantizada? Y en ese supuesto, ¿le ofrecerá la renovación?
Probablemente para estos supuestos Manolo ya tiene preparados argumentos para replicar la respuesta de Emery. Si el técnico le da calabazas, siempre podrá lavarse las manos si el relevo lo hace peor. «Como él no quiso seguir...» Y si el entrenador acepta continuar, pues volverá a servirle de escudo para cuando las cosas rueden cuesta abajo. Confianza, ninguna. Pero en todos los casos gana la banca.
240. (Publicado en Las Provincias, el 29 de abril de 2011)
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