Más de lo mismo. Se repite con mucha frecuencia. El espíritu de la ley y el criterio que aplican los comités de la Federación Española es tan caduco y de ¡ay pena penita pena! como el mismo organismo. Continúan utilizando diferentes varas de medir y se olvidan de resolver conflictos y hacer posible la convivencia justa.
Desde luego no es de recibo que un futbolista le falte el respeto al árbitro, pero tampoco que ese juez se burle de un jugador, de un equipo, de una institución, de toda una afición... Como tampoco es cabal que Competición aplique un partido de sanción a quien «tiró viaje» a un contrario con clara intención de que no pasara, sin medir que pudo romperle la pierna y en cambio no se ruboriza lo más mínimo al colocarle dos a quien ha reclamado una evidente equivocación arbitral, que vio toda España (menos algunos madridistas, cortos de vista) y que iba a marcar el desarrollo del encuentro.
¡Que sí!, que luego hubo un penalti de Miguel sobre Di María que el árbitro no castigó. Pero no es de eso de lo que estamos hablando. Hablamos de que a veces se ven almas en pena. Y no sólo en los arbitrajes. También en las decisiones de los comités.
182. (Publicado en Las Provincias, 10 de diciembre de 2010)
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