10/12/10

Unos comités de pena

Todo sigue igual. El puente de la Purísima no ha servido para hacer reflexionar a los del Comité de Competición, porque han decidido castigar a David Albelda con dos partidos de suspensión «por menosprecio a los árbitros». En cambio, estos juristas no dicen ni mú de la situación que provocó Pérez Lasa y su ayudante primero, aunque en la sentencia dan por sentado que el árbitro metió el remo hasta el garganchón, ya que aceptan el recurso presentado por el Valencia por la segunda tarjeta. La anulan y dejan sin efecto. Aceptan que el jugador no cortó la trayectoria del balón con mano, como reflejó el colegiado, sino que el esférico le golpeó en pecho, que es lo que se vio en las imágenes de televisión.
Más de lo mismo. Se repite con mucha frecuencia. El espíritu de la ley y el criterio que aplican los comités de la Federación Española es tan caduco y de ¡ay pena penita pena! como el mismo organismo. Continúan utilizando diferentes varas de medir y se olvidan de resolver conflictos y hacer posible la convivencia justa.
Desde luego no es de recibo que un futbolista le falte el respeto al árbitro, pero tampoco que ese juez se burle de un jugador, de un equipo, de una institución, de toda una afición... Como tampoco es cabal que Competición aplique un partido de sanción a quien «tiró viaje» a un contrario con clara intención de que no pasara, sin medir que pudo romperle la pierna y en cambio no se ruboriza lo más mínimo al colocarle dos a quien ha reclamado una evidente equivocación arbitral, que vio toda España (menos algunos madridistas, cortos de vista) y que iba a marcar el desarrollo del encuentro.
¡Que sí!, que luego hubo un penalti de Miguel sobre Di María que el árbitro no castigó. Pero no es de eso de lo que estamos hablando. Hablamos de que a veces se ven almas en pena. Y no sólo en los arbitrajes. También en las decisiones de los comités.
182. (Publicado en Las Provincias, 10 de diciembre de 2010)

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