¿Un líbero? O casi. ¿Y eso qué es? No hay que ir al diccionario. A pesar de que debido a la defensa en zona se trata de una posición en desuso, más de un equipo de campanillas encarga ese cometido a alguno de sus centrales. Unas veces más adelantados, otras más atrasados, pero es lo que define a un zaguero liberado de marcaje. Como hizo Dealbert, ubicado entre Stankevicius y Ricardo Costa.
En 1974 Alemania fue pionera en jugar con ese defensa más retrasado, y en un pasado no lejano el Valencia echó mano de esa figura que, para cumplir el cometido, no ha de tratarse necesariamente de un Beckembauer, Baressi o Scirea.
A mediados de los noventa Luis Aragonés utilizó en Mestalla a Engonga en esa posición y en el Barça Guardiola también se desenvolvió alguna vez en ese puesto, como hoy vemos que lo hacen en ocasiones Piqué o Busquets.
A Unai le hemos recriminado que al equipo le falta carácter. Que ha jugado demasiados partidos en función del rival y que el patrón de juego del arranque liguero se diluyó muy deprisa.
Sin embargo, en el haber del entrenador vasco hay que anotar esta variante y destacar que ha resistido la autoridad de los rivales de mayor enjundia. Ha movido mejor las fichas y, resultados aparte, se los ha puesto por corbata. Ya sabemos que eso lo hace bien. Recuperada la imagen del líbero para determinados partidos, ahora ha de recobrar la identidad perdida para que el Valencia se muestre siempre como un equipo con personalidad.
188. (Publicado en Las Provincias, 24 de diciembre de 2010)
No hay comentarios:
Publicar un comentario