En las últimas horas en el Valencia también se ha utilizado una maniobra de distracción, en este caso sobre un apellido, el de Banega, aunque no se evitan los comentarios. El sábado los servicios médicos del club diagnosticaron al futbolista una gastroenteritis, valoración que ayer sirvió a Unai de argumento para descartarlo de la convocatoria ante el partido que el equipo disputará esta tarde-noche en Sevilla.
No vamos a poner ni un pero al criterio médico. Gastroenteritis: inflamación de las mucosas del estómago. Se ve que a Ever no le sentó bien la cena del viernes. O el posterior resopón... ¡Vaya usted a saber! Esa noche, en contra de las recomendaciones que le dieron, el entrenador invitó a la plantilla en un restaurante de la playa para festejar su 39 cumpleaños, y al día siguiente el jugador argentino no estaba en condiciones de ejercitarse.
En torno a la ausencia del futbolista, el técnico ayer guardó un silencio que habla por sí solo y, desde luego, no se pronunció sobre si la exclusión de la lista de viajeros se debía a un castigo encubierto, como se sospecha en algunos sectores del club, que aluden a la deontología profesional, los derechos, los deberes y las normas.
Es bueno que el entrenador lave en privado los trapos sucios, pero la situación destila excesivas incógnitas y a la vez emana un tufo de que hay algo no se ha gestionado bien desde hace algún tiempo. Algo a lo que se debe poner coto para que no se repita. Ni con un argentino ni con un español ni con un portugués.
Se puede debatir sobre el orden de los apellidos. Pero lo que no admite discusión es que se falte al orden por asuntos que no tienen nombre.
171. (Publicado en Las Provincias, 8 de noviembre de 2010)
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