19/7/10

Convivencia y trabajo

Desde hace tiempo el verano lleva implícito eso de los campamentos donde los chavales se lo pasan en grande, combinan las actividades lúdicas y educativas, refuerzan y estimulan la formación personal y, de paso, que todo hay que decirlo, dan una tregua en casa.
El Valencia, que ha completado la primera semana de preparación de la pretemporada, se dispone a iniciar este jueves, en Eslovenia, una especie de colonia estival. En distinto escenario, es la habitual cita de todos los veranos. Pero a pesar de que la importancia de la concentración siempre se centra en la planificación y el rendimiento físico de los futbolistas, con el objetivo de potenciar la energía, la velocidad y la resistencia, no se puede obviar la eficacia que conllevan las relaciones personales.
No cabe duda de que la convivencia de los jugadores hace que afloren sus virtudes, les proporciona mayor vigor y capacidad de ayudas, y con todo ello la manada gana fuerza, que es lo que se pretende con este tipo de concentraciones de pretemporada.
En los últimos cuatro años el Valencia ha transformado su plantilla, según refleja un análisis de la agencia Efe. Prácticamente le ha dado la vuelta y, además, poco a poco se ha ido deshaciendo de las temidas camarillas que tanto preocuparon a Rafa Benítez o Quique Flores, porque ni Claudio Ranieri tuvo tiempo ni Ronald Koeman demostró capacidad de análisis.
A pesar de que a lo largo de esta temporada seguramente se seguirán lamentando las ausencias de grandes jugadores como son David Silva o David Villa, y de que para muchos el bloque ha sobrevivido gracias a los goles del Guaje (lo que se vino en llamar 'Villadependencia'), Unai Emery dispone ahora de un grupo que, cinta métrica y gis en mano, se ha confeccionado a su medida.
En la tercera temporada del técnico guipuzcoano al frente de la plantilla blanquinegra, afronta el reto de demostrar el mayor peso de los hombres sobre los nombres.
123. (Las Provincias, 19 de julio de 2010)

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