Qué largos se van a hacer estos quince días, porque después de las decepciones de Gelsenkirchen y Zaragoza, todo el valencianismo esperaba una victoria frente al Sevilla. Un triunfo que sirviera para recibir la primavera con los brazos abiertos. Pero, que si quieres arroz, Catalina. Nada de nada. Y mira que el equipo puso empeño. Por eso, cuando más se espera algo y no se da, la decepción es mayor.
Como tras el partido Llorente se puso nervioso cuando le preguntaron por el futuro de Unai y criticó que la entrevistadora siempre le pregunta lo mismo (sus respuestas no difieren), al entrenador le costaría conciliar el sueño al ver que su jefe sigue con largas cambiadas. A nueve jornadas del final se mantiene la incógnita. Como el año pasado.
En la soledad de la madrugada, Unai tendría tiempo de meditar todo eso y, de cara a la tele, evadirse y olvidar la escasa fortuna que le acompañó en el partido con el Sevilla. Unai ha de tratar de encontrar la fórmula ideal para que después de tres derrotas consecutivas sus jugadores recuperen el equilibrio y la confianza.
Con las dudas que siembra Llorente, y como a esas altas horas de la noche en la tele sale ese señor que se parece al de 'Aterriza como puedas', habla de terapias y promociona una pulsera especial que asegura que ayuda a salir de los campos magnéticos nocivos que nos rodean, pues igual Unai llamó al 900 ese, se la compró, y a partir de mañana es otro.
225. (Publicado en Las Provincias, el 21 de marzo de 2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario