El Valencia quiere abrir
fronteras y va a presentar a Kempes como
embajador del club, en una muestra más de los muchos detalles que ha puesto en
marcha Salvo en sus primeros cien días al frente del timón. Sin embargo en el
tintero le queda un gesto en el que quizá no ha caído por lo sencillo que
resultaría. O a lo mejor es que al presidente del Valencia le sucede
lo mismo que a quienes le precedieron en el cargo, Soriano y Llorente, que
reiteraron un "lo haremos, lo haremos...", pero a los dos se les
debió de pasar por alto.
Me estoy refriendo al
llamado "muro de la vergüenza", el tabique que en enero de 2008 hizo
construir Koeman en Paterna con el propósito de aislar al equipo de los
aficionados y periodistas. Aquél entrenador de infausto recuerdo resucitó
entonces el muro que diez años antes había ordenado demoler Pedro
Cortés, en su primera decisión cuando sustituyó en la presidencia a Paco Roig,
que lo había instaurado.
En el día a día de Salvo
hay muchos asuntos que resultan vitales y complicados. Cuestiones que no
son cosa de dar tres martillazos y santas Pascuas. Desde luego, poco tiene de
sencillo ejecutar un plan de viabilidad para rebajar la deuda y alcanzar
la estabilidad social, vender las parcelas del viejo Mestalla o terminar el
futuro estadio. Pero también hay otros asuntos que son facilitos y a la vez populistas,
y se cumplen uno tras otro. Por ejemplo, el diseño del gigantesco
murciélago en la grada. Igualmente es aplaudido -porque además es de justicia- el
cambio de nombre del mini estadio de Paterna, que ahora se llama Antonio Puchades, o efectivo a nivel
publicitario rebautizar la ciudad deportiva con el nombre de Jinko Solar.
Lo del muro sería populista y cuestión de no más de cuatro martillazos,
aunque me da que lo acercar el equipo al aficionado, directamente o a
través de los periodistas, no está escrito con toda claridad en la hoja de
ruta de esa apertura de fronteras del Valencia. Pero tiempo al tiempo: a lo
mejor, en los siguientes cien días de este "presi", que demuestra
buenas intenciones y es tan campechanote, va y de un plumazo lo soluciona como
hizo Cortés.
522. (Publicado en Las Provincias, el 13 de septiembre de 2013)
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