Cuando se habla de márgenes de confianza o
se va a hacer un primer balance de situación, generalmente se establece el
plazo de cien días. Es lo convencional. Lo habitual a modo de periodo de
cortesía. Sin embargo, si ese análisis se centra en un equipo de fútbol, el
periodo de tolerancia varía. Igual que hay presidentes que a las primeras de
cambio se han apresurado a destituir a quien fuera menester con tal de que las
miradas no recayeran sobre ellos, otros son la antítesis y aunque el tiempo
corre, consideran precipitado enarbolar banderas de indignación a la tercera
pifia.
Con independencia de que los errores nunca
se deben de silenciar ni pueden disfrazar una situación, los resultados de tres
o cuatro partidos -ya sean a favor o en contra- nunca deberían de tomarse como
referencias definitivas sobre la capacidad de un equipo, la calidad de un
futbolista o el trabajo de un entrenador.
A lo largo de la historia hay muchos ejemplos
que lo refrendan y en Mestalla hay uno que sobresale. El del desastroso inicio
de la temporada del cambio siglo (1999-2000). El ejercicio en el que con Héctor
Cúper en el banquillo el Valencia estuvo cerca de la destitución y despidió la
temporada alcanzando la primera de las dos finales de Champions y la tercera
plaza en la Liga.
Aunque en agosto ganó la Supercopa de
España, aquél equipo empezó el torneo de forma más que titubeante. ¡Hasta la
quinta jornada no sumó el primer punto! Lo hizo al empatar sin goles frente a
Valladolid en Mestalla, después de repetidos tropiezos en casa ante Racing y
Alavés, y en la visitas al Espanyol y Betis. Y eso que entre otros jugaban Cañizares,
Angloma, Djukic, Pellegrino, Carboni, Mendieta, Farinós, Albelda, Kily, Piojo,
Ilie, Juan Sánchez...
El paréntesis liguero de esta semana va a venir
bien para serenar criterios porque en algunas tertulias valencianistas
se ha cuestionado la capacidad de la plantilla 2013-14 en relación con las
del pasado reciente. Y es probable que los bloques anteriores fueran más
sólidos... Desde luego Djukic tiene mucho que hacer todavía. Pero esa mayor
fortaleza y calidad del equipo debería determinarla el tiempo y no el resultado
de tres partidos, que representan un margen muy escaso para sacar conclusiones.
Es cuestión de confianza.
(521. Publicado en Las Provincias, el 8 de septiembre de 2013)
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