Con todos los acontecimientos que se acumulan en torno al
Valencia cada día que pasa la sociedad ofrece más dudas, aunque en lo deportivo
las cosas han rodado bastante mejor que en los demás aspectos. Pero en general,
de un tiempo a esta parte me ocurre algo parecido a lo de mi amigo el
valencianista, ese al que tantas veces he traído a este palco. Él, como santo
Tomás, asegura que si no mete el dedo en la llaga no se cree nada del consejo,
de la Fundación o de los que quieren subirse al carro de un club que debe hasta
de callar. Y si lo dice él que lo lleva al Valencia tatuado en el corazón, no
voy a llevarle la contraria.
En las últimas horas se utilizado mucho la expresión
democratizar al club, aunque no debemos de olvidar que estamos hablando de una
sociedad anónima deportiva en la que, se quiera o no, el máximo poder lo ejerce
quien tiene más acciones. Eso sí, nadie puede obviar la particularidad de que a
veces la grada ejerce tal presión, e incomoda de tal manera al de la poltrona,
que le obliga a hacer las maletas, si bien eso no quiere decir que no termine
también haciendo el negocio de su vida, como ocurrió en un pasado no muy
lejano.
La "nueva" Fundación apenas lleva una semana.
Aterrizó vestida de Lincoln para poner orden como respuesta al despotismo
ilustrado habitual. Sin embargo esa buena voluntad era una utopía y nada tenía
que ver con un gobierno del pueblo para el pueblo y por el pueblo. Las acciones
siempre estarán por encima de las ilusiones.
Pronto la Fundación ha empezado a mostrar debilidades. La
Generalidad le ha dado un codazo para espabilarla y de pronto ha empezado a
deshojar una margarita. Sí, no, sí, no... Aunque resulta imposible saber si el
Valencia se venderá, se alquilará o se hipotecará más de lo que ya está, que ya
sería mucho hipotecar, no hace falta ser un lince para intuirlo.
-Oye, por cierto, y para quitar hierro al todo esto: ¿En lo
de establecer condiciones para ser candidato a la presidencia se incluirá
cobrar un sueldo de casi 400.000 euros o eso no será un requisito?
508 (Publicado en Las Provincias, 12 de abril de 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario