El esfuerzo que hizo el Valencia en el Parque de los
Príncipes fue destacado y precisamente eso obliga a revisar algunas
circunstancias. Porque si antes del partido frente al PSG se vendió ilusión a
capazos, por momentos incluso de forma desproporcionada, después del varapalo
que debido al ahínco que demostró el equipo
significó la eliminación, todo ha devuelto a la realidad y, como viene ocurriendo
cuando llegan mal dadas, se vuelve a cuestionar la confección de la plantilla
que en dos veranos significó entre 55 y 60 millones de euros.
Nadie puede decir negar que la imagen que el Valencia ofreció
en París fue buena, más aún teniendo en cuenta que concurrían muchos factores
para que se diera lo contrario. Por ejemplo, las numerosas ausencias en la
defensa, la calidad de un rival hecho a base de talonario, la obligación de
marcarle al menos dos goles... Bueno, pues a pesar de las dificultades, el
Valencia sacó la casta y, eso sí, ayudado por un rival que creía que podía
ganar sin salir de un bistrot, puso empeño en su adiós a los cuartos. A todos.
A los de final y a los que proporciona la clasificación, que no hay que olvidar
que son casi cuatro "kilos".
Se despidió de la Champions con dignidad, sí, pero
enseguida hay que preguntarse por qué este equipo un día brinda entusiasmo y al
siguiente vulgaridad. Basta un repaso de los momentos en los que se ha visto
mayor fervor; cuando se ha enfrentado a los rivales teóricamente más potentes.
Con Pellegrino mostró carácter en el Bernabéu, en el Camp Nou y en Mestalla,
frente al Bayern, y con Valverde, aparte de anteayer, el día del empate a uno
con el Barça, en Mestalla. Lo curioso del repaso, y a la vez decepcionante, es
que ninguno de los encuentros lo saldó con una victoria. Por eso más que estos
destellos en coreografías especiales quizás habría que dar mayor valor a las
remontadas en Granada y en A Coruña, o al empate de Zaragoza después de ir en
clara desventaja. Es decir, pisar tierra firme, sin hinchar globos. Vivir la
realidad.
504 (Publicado en Las Provincias, el 8 de marzo de 2013)
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